1. Un consejo antes de salir de casa. Informa sobre el recorrido aproximado que vas a hacer, sé realista sobre tu condición física, y comprueba cuáles son las condiciones climatológicas. Recuerda que los cambios de tiempo en la montaña pueden ser rápidos y bruscos.
2. Lleva siempre en todas tus salidas: Agua o bebida energética, alguna barrita, gel energético, frutos secos o pasas, por ejemplo. En tu mochila no debe faltar una multiherramienta lo más completa posible (cortacadenas, llaves allen de 4, 5 y 6 mm, llave de Torx, destornillador, etc..); un inflador, siempre que sea posible para los dos tipos de válvula, una cámara, parches, desmontables, algo de dinero, documentación, un teléfono móvil (con batería), y algo de ropa de abrigo (en tiempo de frío), o un rompevientos, que ocupará poco espacio y el peso también será reducido.
3. Revisa tu bici siempre antes de salir. Presión de las ruedas, el estado de los cambios y frenos, y no está de sobra un pequeño repaso a la tortillería. ¿Lo principal? Los tornillos de la potencia y manillar, los del asiento y el tubo del asiento. También debes comprobar que los bloqueos de las ruedas están correctamente cerrados y si no ruedas muy seguido, que el estado de las llantas sea bueno y no presente los laterales agrietados o muy resecos.
4. Una vez en marcha, casi cualquier problema tiene solución, siempre que vayamos preparados convenientemente. A veces, las prisas por salir no nos permiten haber cumplido los requisitos mínimos previos, y empiezan las complicaciones sobre la marcha, como por ejemplo, que una de las zapatas de freno roza en la llanta. Fácil solución: En el propio freno encontrarás un minúsculo tornillo en su lateral, con cabeza de destornillador. Apriétalo una media vuelta (girando en el sentido de las agujas del reloj) y la zapata se separará de la llanta como por arte de magia.
5. Notas que la bici es inestable y que se retuerce debajo de ti provocándote inseguridad, y además te cuesta rodar. Probablemente se deba a que la presión en los neumáticos es insuficiente. Para inmediatamente y dale vida a tus bíceps, inflando las ruedas hasta que al montar de nuevo sobre la bici notes que la bici rueda fácilmente.
6. Llegas a la primera bajada de tu recorrido y notas que tu bici no frena como antes, aunque hagas mucha fuerza en las manetas de freno. Una de las razones más probables de la ausencia de mordiente, será que las zapatas en caso de freno “V-Brake” a la llanta, o las pastillas, en caso de freno de disco, estén cristalizadas. Hubiera sido mejor hacerlo en casa, pero si llevas en tu mochila lija para poner los parches, puedes lijar la superficie de las zapatas o pastillas que estarán cristalizadas (se dice así cuando tienen ese brillo inconfundible) hasta que la zapata/pastilla recupere su mordiente sobre el aro de la llanta o el disco.
7. ¡¡El cambio no deja de sonar!! Regla número 1: Cuanto más tiempo ruedes con el cambio desajustado, más difícil será ajustarlo de nuevo. Regla número 2: Pon el cambio trasero con la cadena engranada en el piñón más pequeño, ese será nuestro punto de partida. Regla número 3: No toques los tornillos del cambio si no sabes para que sirven, así lo más probable es que empeores la situación. Si el problema es un pequeño desajuste, probablemente se deba solo a la tensión del cable. Levanta la rueda trasera, da pedales y pulsa el mando para subir al segundo piñon. Si no sube suavemente, al cable le falta tensión. Gira un cuarto de vuelta en el sentido contrario al de las agujas del reloj el tensor situado en la salida del cable del mando, o en el cambio trasero. Si sigue sin subir, gira otro cuarto de vuelta.
8. Si por el contrario no bajan, sube la cadena hasta el piñón más grande, y gira un cuarto de vuelta el tensor correspondiente, esta vez en el sentido de giro de las agujas del reloj.
9. Otro ajuste posible se puede realizar con los tornillos situados en el cambio trasero con una H y una L.
10. La bici ya frena y cambia como si estuviera nueva, pero sin embargo un constante chirrido al pedalear le resta fuerza a tu pedaleo. Si eres previsor, y llevas un pequeño bote de lubricante, bastarán unas gotas en la cadena para que todo vaya más suave (aunque recuerda que estas operaciones deberías hacerlas antes de salir a hacer tu ruta).
11. Si la cadena se sale por el plato grande hacia fuera, gira media vuelta el tornillo marcado con una H en el desviador delantero. Si lo que te ocurre es que el plato se “cae” del plato pequeño hacia el cuadro, gira media vuelta en el sentido de las agujas del reloj el tornillo L del desviador.
12. Sientes que la dirección tiene una pequeña holgura. Si el movimiento llega de la propia dirección y no del juego barras-botellas de la horquilla de suspensión, haz lo siguiente: Afloja el o los tornillos de la potencia ligeramente, y aprieta el tornillo colocado en la parte superior (el de la tapa) con cuidado. A continuación vuelve a apretar los tornillos de la dirección para que la dirección quede ajustada.
13. ¡¡Tenía que ser el pinchazo!! Sobre él se podría escribir un libro. Lo mejor es que aproveches para bromear y des todos los pasos correctamente… ¿Eres de los que se dejan las cosas en casa, como por ejemplo los desmontables? Apunta este Truco BIKE: Saca los cierres rápidos de tus ruedas y úsalos como desmontables, utilizando las levas de cierre como tales. Funcionan sorprendentemente bien. Te recomendamos que cuando los saques de su eje, los uses poniendo sus correspondientes tuercas con los muelles en el interior para no perderlos… (si te has dejado los desmontables…seguro que perderás los muelles).
14. ¿Y si se te hubieran olvidado los parches? Hay muchas soluciones, pero un consejo que nunca falla es que coloques en una de tus revisiones completas o al cambiar de cubiertas, un par de parches en la parte interna de la cubierta, entre ésta y la cámara. Serán como un pequeño tesoro en caso de emergencia.
15. Ya te has bajado unas cuantas veces de tu bici, y en alguna de esas veces que te has quitado la mochila has perdido la boquilla de tu mochila de hidratación, así que ahora el agua se sale sin control. Lo primero que hay que hacer es soplar para que el líquido vaya en su totalidad a la vejiga. Como solución de emergencia puedes coger una pequeña rama y con una navaja darle forma cónica hasta que encaje en el extremo del tubo. Cada vez que bebas tendrás que quitarlo y volverlo a poner, pero al menos no te empaparás de agua.
16. Todos los problemas no tienes porqué estar relacionados directamente con tu compañera de fatigas. Algunos animalitos pueden amargarte una excursión. Si te pica una avispa, haz un poco de barro con el agua de tu bidón, de la mochila de hidratación o cógelo de al lado de un arroyo y aplícatelo sobre la picadura.
17. Si estás en mitad de una ruta y el tubo del asiento no deja de moverse por mucho que aprietes el tornillo, hacia los lados o hacia abajo, tenemos la solución. Un bote de Coca Cola o cualquier otro refresco nos puede solucionar el problema. Corta una pequeña tira de la lata hasta que conformes una fina lámina que sea casi todo el diámetro de la tija (no tanto como ella porque entonces al apretar chocarían los extremos), y colócala sobresaliendo por la parte superior del cuadro. Esas décimas harán que la tija se ajuste y puedas llegar a tu destino.
18. Cruzar los arroyos o ríos tiene su punto de diversión, pero es invierno y te has hartado de que cada vez que pasas uno a tus zapatillas les entra agua por las ranuras donde se anclan las calas de los pedales automáticos. Pues cuando vuelvas a casa haz uso de la silicona con destreza y tus zapatillas pasarán a ser impermeables, al menos en esa zona.
19. Después de una bajada te das cuenta que tus antebrazos se resienten después de frenar durante un largo período de tiempo. Una buena manera de evitarlo es llevando las manetas de freno relativamente destensadas o cerca del manillar con el punto de contacto de las zapatas/pastillas, con lo que el esfuerzo de mantener el manillar y frenar al mismo tiempo será mucho más llevadero.
20. Si se te rompe un rayo de la rueda por el lado de la rosca, lo mejor es que lo enrolles al radio más cercano, hasta que vuelvas a casa y lo reemplaces por uno nuevo. Aunque se parta por la parte del codo y lo puedas quitar, te recomendamos que lo dejes en la rueda. En la mochila se puede convertir en un peligroso objeto punzante en caso de caída.
21. En temperaturas extremas, tanto de calor como de frío, al terminar de beber con tu mochila de hidratación, sopla por el tubo para que el líquido vuelva a la vejiga y mantenga una temperatura adecuada.
22. En algunas ocasiones, los tornillos repartidos por el cuadro (portaanfora, portabultos…) que aparentemente no tienen una gran función, nos pueden sacar de un buen apuro. Al ser todos más o menos de las mismas medidas, si pierdes un tornillo de las poleas del cambio trasero, por ejemplo, con casi total seguridad puedas reponerlo con uno de los tornillos del portaanfora… y problema resuelto.
23. Una de las peores averías mecánicas que te puede ocurrir es que el núcleo trasero de la transmisión decida pasar a mejor vida cuando estás justo en mitad de la nada. Sería lo más parecido a quedarte con el coche en punto muerto en mitad de la carretera. ¡Pero nosotros tenemos la solución! Puedes buscar un alambre o una cuerda (mejor aún si llevas bridas en la mochila como hacen muchos) y pasarlo entre los radios de la rueda traseras y el casete de piñones (que suele tener orificios). Con esta reparación de urgencia podrás volver a pedalear, pero eso sí con piñón fijo, ya que los piñones y el resto de la rueda quedarán solidarios, y sin rueda libre.
24. Ahora que cada día somos más los que usamos GPS, una buena manera de protegerlo contra las inclemencias del tiempo es con el plástico transparente de cocina. Se ajusta perfectamente, permite utilizar los botones y por la parte inferior lo puedes ajustar con una goma elástica para que no se suelte.
25. Un mal golpe al cambio trasero. Puede ser como consecuencia de una caída o con cualquier objeto en el monte. El caso es que el cambio trasero se ha desalineado por el impacto de un golpe, y los cambios vuelven a fallar. La razón más habitual es que la puntera donde se sujeta el cambio se haya doblado ligeramente. Para volver a llevarla a su lugar, se puede enderezar haciendo palanca con el cuerpo del cambio como se ve en la ilustración, siempre poco a poco para evitar que la propia puntera pudiera partirse al realizar la operación.
amen hermanos,unos cosejos de primera.un abrazo
ResponderEliminar