En esta segunda oportunidad, con toda la experiencia acumulada en Fiestas Patrias, retornamos: Jaime Virrueta, Pedro Villena, Walter Ponce, Fernando Ibarcena, Mauricio Román., Jesús Valdivia y Dante Guzmán. La idea es de regresar a la ruta anterior, para ello llegamos adormir a Taya el viernes 12 de agosto, el sábado de madrugada nos levantamos y subimos por el margen derecho hasta alcanzar el amanecer en la parte alta, y así fue, una vista espectacular, que lindos paisajes!!…que deleite amigos, no saben la satisfacción de gozar de tan hermoso espectáculo. Pasamos por los pueblitos de Taya, destacando “Moca” con su pequeña capilla, a esa hora de la mañana los pastores se preparan para salir a pastar su ganado.
La preocupación se apodera de nosotros, ya que cuando iniciamos la marcha, vemos que Fernando esta con la llanta trasera baja, ¿Qué hacer?, bueno, decidimos bajar un poco para reunirnos con el resto del grupo. Ya en este punto nos encontramos en el siguiente desvío, donde tenemos que virar hacia la izquierda, es donde aprovech Fernando para parchar sus llantas. Aquí se aprovecha para realizar demarcaciones en la ruta, para que en futuras expediciones, los ciclistas no se pierdan, y tengan un buena referencia de cuanto les falta por recorrer.
Amigos, desde este punto la ruta es un tanto complicada, ya que es muy pedregosa y llena de “Ccorotillas”, eso hace que avancemos muy lento, además de la incertidumbre, de no saber si estamos en el camino correcto. Pero con un poquito de paciencia, lo logramos!...llegamos a pasar esta parte incluso caminando. Lo que viene es una bajada… Uyyy!! un disfrute increíble, la adrenalina se apodera de tu cuerpo, las piedras crujen y sales disparadas como proyectiles…no hay espacio para errores, todos concentrados bajan raudamente por un serpentín interminable…que les puedo decir “una experiencia única” fuera de serie. Me gustaría que vean los rostros de los Bikers después de esta experiencia… realmente no tiene nombre. En este momento ya nos encontramos en el cruce de la carretera con Lluta, y sólo falta unos kilómetros para llegar al poblado, para poder descansar y servirnos nuestros alimentos.
Desde este punto es una experiencia fuera de serie…son unas bajadas!! Con unos encalaminados que te mantenían tenso en todo momento. La verdad que llegaba a doler la espalda de tanta tensión, al menor descuido, puedes salir disparado…es lo que paso con Fernando en una curva, donde perdió el control de la bici y cayo aparatosamente, golpeándose el brazo y la muñeca..
La verdad esta experiencia es diferente a las anteriores…ya que bajas y bajas y no tiene cuando acabar, son más de 30 Km a todo dar un disfrute que se convierte por momentos en martirio…llega a doler todo! Hombros, espalda, muñecas etc. la tensión es tremenda. Cuando llegamos a Huacan que alivio, el terreno cambia de inmediato deja de ser agreste y es más llano, es allí donde descansamos y nos recuperamos de semejante bajada.
Desde este punto solo faltan unos 20Km. Y la cosa es más ligera, pero con el cansancio las pampas del Pedregal se hacen interminables… y si te pones a contar los kilómetros que faltan…peor! Lo único que queríamos era llegar y servirnos un sorbo de agua, la mayoría termino sus reservas; en el camino encontramos a Dante que “pincho” llanta, algunos se quedaron apoyando a nuestro compañero, otros seguimos adelante, la sed era poderosa…llegamos ala primera tienda y literalmente nos dimos un gran remojón. La felicidad era única, acabamos de culminar un sueño planificado hace mucho tiempo. Gracias Jaime, y al resto de compañeros que me acompañaron a cristalizar este proyecto.